El personaje Di Canio

«All PR is good PR» (Toda prensa, es buena prensa). Un dicho en inglés que va al encuentro de los titulares que ha acaparado el Sunderland esta semana por la irrupción de Paolo Di Canio como entrenador. Todo un escaparate para un club de una localidad de origen trabajador, condenada a la sombra de la gran urbe del noreste de Inglaterra, Newcastle, que también da nombre a su rival acérrimo en el terreno futbolístico. La exposición mediática no ha sido por los mejores motivos, pero ¿acaso importa pagar un excesivo peaje para obtener una generosa dosis de protagonismo?

Ayer, en Stamford Bridge se presagiaba un partido insulso con el marcador a cero goles antes de la victoria del Chelsea. Pero un compañero en la tribuna de prensa hizo todo un ejercicio de honestidad: «Lo que realmente importa es la rueda de prensa de Di Canio». Y una vez más, su comparecencia ante los medios se convirtió en un frontón para la responsable de comunicación del Sunderland, que intentó frenar como pudo las preguntas sobre sus declaraciones políticas en el pasado. «¿Se declararía en contra el fascismo ante la cámara?», le retó un periodista. «¡Oh, nooo!», se lamentó el técnico italiano.

Lo cierto es que Di Canio no gozó de la suerte del debutante, aunque contó con el respaldo de los cánticos de la minoritaria representación de la grada visitante a pesar de la derrota. Un gesto que el preparador italiano devolvió con aplausos a los hinchas del Sunderland ál término del partido antes sumergirse en el túnel de vestuarios.

Es pronto para juzgar su impacto en un equipo que flirtea peligrosamente con los puestos de descenso. Pero al margen de sus estridencias dialécticas, sorprende que el Sunderland haya optado por un entrenador sin experiencia en el fútbol de élite. En su currículum apenas figura el Swindon Town, un equipo donde cosechó el modesto éxito de un ascenso de cuarta a tercera categoría. ¿Qué ha visto el Sunderland en Di Canio? Supuestamente un hombre de fuerte carácter, capaz de inyectar motivación a un equipo que camina en el alambre. Poco o nada se vio de esa habilidad del italiano si nos atenemos a la defensa desinflada tras el descanso que en ocho minutos dejó escapar una ventaja de un gol como meros espectadores de la remontada del Chelsea.

Sus virtudes como entrenador están por probar, pero los responsables del Sunderland ha preferido un personaje con buena taquilla en la prensa antes que un profesional contrastado. Esta es una de las paradojas de un fútbol inglés donde un técnico con palmarés como Rafa Benítez no sabe todavía si va a poder entrenar en Inglaterra la próxima temporada.